2 Formas de Crianza que Afectan la Autoestima de tu Hijo

El término autoestima tiene que ver con el valor e importancia que el niño considera tener con respecto al medio al que pertenece; los más importantes: familia y colegio.
La autoestima depende directamente del su autoconcepto; esto es, la forma que cada niño se percibe o se define.
Esta definición el niño la adquiere de la opinión o el tipo de atención y cuidado que recibe de sus afectos más significativos: papá, mamá, maestros, abuelos y amigos.
La autoestima puede fortalecerse o debilitarse también en función del método de crianza que se implemente en casa; existen dos métodos de relación con el niño que afectan negativamente el fortalecimiento de la autoestima, generando un sentimiento de inseguridad y devaluación en el niño:
La sobreprotección y el Abandono.
Cuando los padres vuelcan todos los cuidados y atenciones sobre los niños y hacen todo por ellos, impiden que el pequeño desarrolle sus propios recursos para afrontar los desafíos de la vida cotidiana y se sienten inseguros y ansiosos de separarse de sus padres. Implícitamente el padre sobreprotector envía un mensaje de devaluación a su hijo con este tipo de educación “Eres incapaz de hacer las cosas por ti mismo”.
Por otro lado aquellos padres que conviven escasamente con sus hijos o que no se involucran en su cuidado, principalmente porque siempre están ocupados con otras responsabilidades; envían también un mensaje de descalificación al niño “En orden de importancia estás al final de mis compromisos en el día”.
Es por ello que se pueden realizar acciones sencillas y significativas que refuercen un mensaje de importancia, valía y prioridad afectiva en su hijo:
Involúcrate y comparte sus gustos e intereses.
Reconoce explícitamente sus logros y esfuerzos.
Haz mucho énfasis en sus fortalezas y talentos.
Motívalo a descubrir que cada día puede alcanzar un nuevo logro personal.
Escúchalos atentamente y míralos cuando te hablan.
Enséñale a reconocer sus errores y a aprender de ellos. No lo justifiques.
Todos los días demuéstrale tu amor y cariño con abrazos, besos y caricias.
Acompáñalo y guíalo en aquellas actividades o actitudes que realiza con dificultad.
Procura que cuando tu hijo te mire, tu semblante sea de aprobación y agrado por compartir con él.
Mtra. Psic. Karina Martínez Vázquez
Psicóloga Infantil

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